Ante el creciente desempleo en el mundo que se acerca a niveles sin precedentes, reviven las críticas de quienes han considerado que la tecnología deshumaniza el trabajo y que sólo contribuye a crear más desempleo por cuanto desplaza mano de obra humana.
De hecho, la tecnología ha logrado que una fábrica que en el pasado funcionaba con 100 obreros hoy funcione con 10 o menos. Eso es indiscutible y parece una evidencia imbatible a favor de quienes defienden la teoría de la inconveniencia de los avances tecnológicos.
Sin embargo nada es absoluto, puesto que es bastante discutible que el avance tecnológico sea el único responsable tan grande desempleo.
Para no ir tan lejos recurramos a un pequeño ejemplo:
Supongamos que en efecto hay una empresa con 100 empleados, y luego alguien se inventa un robot que reemplazará a 90 de esos 100 empleados. Sin duda aquí se han perdido 90 empleos.
No obstante se nos olvidó incluir que para fabricar es robot se requirió de empleados. Luego, así como la invención de ese robot eliminó empleos también los creó, aunque en menor medida, claro está.
Este simple ejemplo para decir que la tecnología elimina viejos empleos y crea nuevos, luego lo que hay es una migración de mano de obra de una actividad a otra. De una actividad técnica a una especializada.
Se debe reconocer eso sí que la tecnología destruye más empleo de los que genera, luego hay que darle parte de razón a los antiprogresistas.
Ahora veamos lo que pasa con los trabajadores que finalmente ha que reconocer que fueron desplazados por la tecnología. Cuando la fuerza de trabajo requerida para hacer lo que una sociedad necesita es menor, queda mucha gente “sin oficio”, gente que por lo general se dedica a otras cosas como al arte, a la cultura, a la ciencia, al turismo, etc. De allí que los países desarrollados son los que más invierten en cultura, esparcimiento, investigación científica, etc., mejorando la calidad de vida de la sociedad en general.
Pero aún así hay desempleo, no hay duda, pero ese desempleo no se le puede achacar a la tecnología sino a problemas propios de la sociedad y del modelo económico, o mejor, a las políticas económicas, no de la tecnología.
Desde los inicios de la humanidad han aparecidos enormes avances tecnológicos y con ello no desapareció la sociedad.
La inversión de la rueda por ejemplo, sin duda que dejo sin trabajo a más gente que el más sofisticado robot de los tiempos modernos. Lo mismo hizo en su momento el descubrimiento del fuego y la agricultura. Cuando apareció la imprenta igual. Lo mismo pasó cuando se inventó el motor a vapor y con ello los trenes y los grandes barcos. Igual pasó cuando se inventó el telégrafo, el computador, la Internet, etc., etc., etc.
Durante miles de años la humanidad ha desplazado mano de obra por máquinas y no por ello ha colapsado, sino que por el contrario a progresado más, porque entre más gente se desplace de trabajos duros y repetitivos, más gente se puede dedicar a investigar, a innovar, a pensar, a escribir, a cantar, a bailar, a muchos otros oficios que sólo son posibles porque la sociedad no los necesita para producir otra cosa, y además la sociedad por su progreso gracias a las máquinas, se puede dar el lujo de pagar esos nuevos empleos en apariencia improductivos.
Por ejemplo, si no fuera por las máquinas nadie podría darse el lujo de pagar 15 millones de dólares por un cuadro que para muchos no tiene ningún significado y que no sirve para nada útil excepto para perder el tiempo admirándolo. Ese pintor que seguramente fue desplazado por una máquina se encontró que gracias a esa máquina hoy tiene un excelente y rentable oficio.
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